Hoy día cada vez estamos más concienciados de la limpieza bucal. Asistimos cada vez más frecuentemente al dentista, utilizamos diferentes productos para mantener la boca limpia y sana, nos gastamos dinero en cepillos de diente eléctricos, etc. A todo esto se está uniendo el deseo de tener unos dientes muy blancos, ya que sabemos que nos hace sentir mejor y mejora nuestro aspecto personal.
El color del esmalte de los dientes cambia de una persona a otra, y no tiene nada que ver con la higiene personal. Hay personas cuyo esmalte tiende a ser oscuro y por muchos que se cepillen los dientes no lo pueden aclarar. Es por esto que surgió hace unos años el blanqueamiento dental. Se trata de un tratamiento estético que logra reducir varios tonos dejando los dientes más blancos, y por lo tanto saludables. El blanquimiento dental permite eliminar manchas producidas por medicamentos, tabaco, té, vino tinto u otros alimentos.
Lo bueno sobre el blanqueamiento dental es que no provoca abrasión dentaria (desgaste) ni debilita los dientes, ya que se utiliza un gel para aclarar el color. Aun y así muchas personas que desean blanquearse los dientes no se deciden a ello porque les da miedo que pueda dañar la dentadura. Lo mejor para estar seguros de que queremos hacerlo es informarse bien antes de realizarlo.
Las opciones de blanqueamiento dental son dos, la realización en una clínica médica o centro de belleza, o mediante los nuevos dispositivos de blanqueamiento dental que permiten que se realice en el propio domicilio. Este último sistema ha surgido hace poco tiempo y está siendo el más demandado ya que es menos invasivo para la dentadura y además se puede aplicar en la comodidad del hogar. Además otra de las ventajas es que el ahorro económico es bastante grande, ya que al aplicárselo usted mismo no necesita pagar a una clínica para ello.
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